Día Nacional de la Niñez Indígena: hablemos de los derechos de los niños y niñas indígenas en el país
En este Día de la Niñez Indígena queremos que conozcas la situación de derechos de los niños y niñas indígenas, quienes día a día se enfrentan a muchas situaciones que han hecho que su bienestar esté constantemente en riesgo. Y aunque muchas de estas vulneraciones aún no cesan, es importante reconocerlas para avanzar hacia un cambio positivo para todos los pueblos originarios de Colombia.
Para eureka Tu Canal es muy importante reconocer a los chicos y chicas como ciudadanos activos y visibilizar las situaciones particulares viven, cuáles son sus intereses y opiniones e identificar en qué necesitamos mejorar como sociedad para que nuestros niños, niñas y jóvenes vivan en espacios dignos que respeten sus derechos.
Por eso, a propósito del Día Nacional de la Niñez Indígena, hablaremos sobre la situación de derechos de los niños y niñas indígenas del país porque, a pesar de que muchos luchan cada día para que sus pueblos y sus costumbres prevalezcan, también se enfrentan a realidades que no podemos dejar de lado.
Según el DANE, institución encargada de brindar información estadística del país, en 2018 había aproximadamente 644.433 niños, niñas y adolescentes entre los 0 y 14 años, pertenecientes a los 115 pueblos indígenas del país y la población indígena es más joven en departamentos con alta presencia de resguardos indígenas y zonas de difícil acceso como: Arauca, Chocó, Magdalena, Vaupés, Vichada y Guainía.
Los derechos de los niños y niñas indígenas: barreras desde el nacimiento
Una de las primeras problemáticas que enfrentan los niños y niñas indígenas está relacionado con la vida de sus mamás, pues las mujeres indígenas presentan las tasas de mortalidad materna más altas del país. Según datos del Sistema de Salud Pública, por cada cien mil nacidos vivos, 140 mujeres indígenas fallecieron en 2023.
Por otro lado, Unicef, agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) enfocada en promover los derechos y el bienestar de todos los niños, niñas y adolescentes, reportó que otro de los problemas que afectan a los chicos y chicas de los pueblos originarios desde sus primeros años es la desnutrición aguda.
Para el 2023, la Defensoría del Pueblo informó que 3.804 niños y niñas estaban en situación de inseguridad alimentaria, es decir que no tenían acceso a los alimentos básicos que permitieran su nutrición, crecimiento y desarrollo.
Con relación al rango de edad, del total de casos notificados, la Defensoría agrega que el 64,8 % corresponde a niños y niñas entre 1 a 4 años, el 21,4 % entre los 6 a 11 meses y el 13,8 % menores de 6 meses.
El Instituto Nacional de Salud reportó en 2023 que la tasa de mortalidad por desnutrición aguda en menores indígenas en el rango de edad entre 1 y 5 años está tres y cuatro veces por encima de los datos nacionales, también precisaron que la mayor cantidad de casos ocurren en comunidades indígenas de municipios de Chocó, Vichada y La Guajira.
Esta situación se hace más compleja por el consumo de agua sin tratar, que produce enfermedades como diarreas o infecciones respiratorias agudas. A marzo de 2024, según cifras de Unicef, 46 niños y niñas indígenas de 0 a 5 años perdieron la vida por esta causa. Hay que resaltar que el DANE encontró que solo el 41,4% de hogares indígenas accede al servicio de acueducto.
¿Y qué pasa con el acceso a la educación?
En el año 2018, la organización Empresarios por la Educación publicó el informe ‘Reflexiones sobre educación en Colombia 2010-2018’, en él se especificaba que el 30% de la población indígena no tiene ningún tipo de educación formal.
Por su parte, el DANE presentó los siguientes datos: de los 7 a los 11 años el 85.1% de chicos y chicas indígenas estaban matriculados en primaria, sin embargo de ahí para adelante la cifra empieza a bajar; de 12 a 15 años el 56.2% estaba en la secundaria y de este porcentaje solo el 32.3% lograban cursar los últimos dos años, y de los que lograron graduarse, solo el 13.9% alcanzó a llegar a la educación superior.
Uno de los motivos que puede llevar a que muchos chicos y chicas dejen de asistir a sus colegios es que “se encuentran con un sistema que no facilita su acceso a educación propia. Además, tampoco hay suficientes escuelas adaptadas a las necesidades básicas de los estudiantes”, de acuerdo con una publicación de Unicef. Sumado a esto, en muchas ocasiones “la educación que reciben no es pertinente a su cultura, su contexto y su cosmovisión”, agregaron desde Empresarios por la Educación.
El conflicto armado sigue afectando los derechos de los niños y niñas indígenas
Según la Unidad de Víctimas, entre 1985 y 2023, 223.480 niños, niñas y adolescentes indígenas fueron víctimas del conflicto armado. Aunque muchas personas tenían la esperanza de que con la firma del Acuerdo de Paz en 2016 las cosas cambiaran, los conflictos armados siguen afectando a las comunidades indígenas.
En la Declaración final del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas, se afirma que “nunca han vivido un postconflicto, sino en una situación de conflicto posterior a la firma de Acuerdos de Paz”.
Aunque son varias las violencias que se viven en el marco del conflicto, hay una que afecta de manera particular a los niños y niñas indígenas: el reclutamiento forzado por parte de grupos armados ilegales. En el 2023, la Defensoría del Pueblo registró 184 casos a nivel nacional aunque, debido al subregistro, esta cifra puede ser mucho más alta.
En el primer semestre de 2024 la institución reportó 159 casos de reclutamiento: 125 en Cauca, 8 en Arauca, 7 en Nariño, 7 en Putumayo, 5 en Norte de Santander, 3 en Cundinamarca y 1 en Amazonas, Guaviare, Huila y Vaupés, es decir 4 en estos últimos departamentos; siendo el 51% niños, niñas y adolescentes de pueblos indígenas.
Este panorama ha hecho que las escuelas o colegios sean percibidos como lugares inseguros para los niños y niñas, ya que estos se han convertido en lugares que favorecen el abordaje de los menores por parte de los grupos armados que buscan reclutarlos a través de ofrecimientos económicos, amenazas o por el uso de la fuerza física.
Hay que agregar que la situación de conflicto armado también ha hecho que en múltiples ocasiones los chicos y chicas y sus familias deban confinarse por los constantes enfrentamientos armados en distintas zonas del país.
Definitivamente, hay muchas otras aristas desde donde se puede analizar cómo el conflicto armado afecta a los niños y niñas. Por eso, aunque estemos en Bogotá, no podemos perder de vista lo que pasa en nuestro país.
Matrimonio infantil y violencia sexual en comunidades indígenas
Según datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, entre el 1 de enero del 2019 al 31 de julio del 2022 se solicitaron 400 permisos para permitir que menores se casaran. Mientras que la Superintendencia de Notariado y Registro reportó que 114 chicxs se casaron en 2023.
Pese a que no se tiene registro sobre cuántas niñas indígenas son parte de estas uniones maritales, hay que resaltar que desde el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) se advirtió que “Las niñas y adolescentes que se auto reconocen en algún grupo étnico tienen un mayor riesgo de estar inmersas en algún tipo de unión. Incluso entre ellas también hay una brecha, porque se identifica que las niñas y adolescentes indígenas suelen unirse más que las gitanas o afrodescendientes”.
Los matrimonios infantiles involucran muchos otros tipos de violencias como maltrato intrafamiliar, violencia psicológica, económica, barreras al acceso a la educación e incluso en medio de estas uniones hay casos en los que también se presentan embarazos a corta edad.
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Bajo esta mirada, hay que mencionar que el Instituto de Medicina Legal informó que entre 2019 y noviembre de 2022 se presentaron más de de 1.500 casos de presunto abuso sexual contra casos de niñas, niños y adolescentes indígenas.
La protección de los derechos de los niños y niñas indígenas es tarea de todos los días
Un país en el que la paz es un anhelo colectivo debe mirar su historia, reconocer que detrás de cada cifra hay una vida, que cada niña y niño indígena merece crecer con dignidad y respeto en un entorno que valore su cultura, su cosmovisión y que sus intereses siempre sean tenidos en cuenta, porque desde ahí ellos y ellas también están construyendo el mundo que sueñan.
No podemos quedarnos callados mientras sus derechos son ignorados, por eso desde eureka decimos: #JuegatelaPorTus Derechos.
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