La historia del Gran Latido Sound System, el poder transformador de la música
Ricardo Vega es el líder de El Gran Latido Sound System, él es sobre todo un amante de la música al que los sonidos le laten a un ritmo profundo y fuerte en el corazón. Alguien que cree en el poder transformador de la música y que ha tenido relación con ella desde diferentes compendios, como la interpretación en bandas de ska como Alerta Kamarada y Skandalo Oi hasta la gestión cultural.
Unido a eso, este payanés también tuvo una gran experiencia que enriqueció su formación musical cuando en los años de su infancia en Cartagena, cerca al barrio La Boquilla, vio algo que le hizo vibrar la vida de una manera diferente: un picó.
“Ahí veías los picós y estaban estas máquinas de colores que suenan increíble”, comenta Ricardo. "Increíble" es todo lo que logró con su colectivo años después con esa imagen que se le quedó en la retina.
La historia de El Gran Latido, un gran legado para la humanidad, tiene ya cuatro años, pero la cultura del sound system es un tema legendario. Un sound system es un sistema de sonido artesanal construido a partir de madera, parlantes, cables, piezas, y alma musical, que es transportado de un lado a otro por su naturaleza itinerante.
La cultura del sistema de sonido artesanal nació en Jamaica en 1959, ya que por la actividad portuaria, allí trabajaban músicos que cumplían distintas labores. Entre la música que cantaban e interpretaban se idearon la manera de convertir esas cajas que movían día a día, en aparatos de resonancia en donde se escuchaba música, congregando así una gran comunidad para celebrar y compartir.
Ricardo se unió al Colectivo Dub to Jungle, que llevaba años con el naciente sound system en Colombia, trasladando la música y la cultura roots & reggae a lugares del país sin tener aún el sistema de sonido como tal, como la cultura manda.
Uno de los precursores del tema a nivel mundial ha sido Channel One Sound System conformado por descendientes jamaiquinos radicados en Londres, quienes en una visita a Colombia vieron que ya era hora de armar un sistema de verdad.
Ahí se pactó que Ricardo sería el encargado de darle vida al gran sistema de sonido. Un año era el plazo para hacerlo realidad y ese tiempo tardó él, entre tuercas y distintos tipos de maderas, en aterrizar el sueño. Así fue que creó su primer sound system, el 17 de noviembre de 2017.
“Después de largas noches junto al carpintero, David Portilla, y con la presión del tiempo logramos tener El Gran Latido”, recuerda Ricardo.
Ya llevan cuatro años con esta gran caja de resonancia, y hablamos en plural, porque El Gran Latido es una familia que ensambla colectivamente este latir; integrada por personas de diferentes orígenes con un interés en común: transformar con la música. Entre esta hermandad hay MC’s (maestros de ceremonia) boxboys (quienes cargan las cajas), cantantes y gestores.
“Nosotros desde el principio pensamos en que la identidad del sistema sea el de crear este gran latido, tocar corazones, unir gente, el de transformar”.
Desde el primer año que empezaron a rodar con la música a cuestas, teniendo como punto de partida la localidad de Suba en Bogotá, se propusieron en ser una fuente de transformación: “Porque estamos en este país y en esta ciudad donde hay ciertas situaciones, problemas y gobiernos que no dejan que mucha gente esté tranquila, se sienta libre y en paz. Siempre hay temas: violencia, pobreza, injusticia, malos gobiernos, corrupción, etc”. Comenta Ricardo.
A través de este vehículo de la música alegre, consciente y espiritual se le puede llegar a varias personas y se ha venido transformando más rápido de lo que pensaron: pasaron de talleres en barrios a ser parlantes en varias marchas con miles de personas y conmemoraciones fuera de la capital, como la reciente del 8M en la juntanza de mujeres en Apartadó, Antioquia.
Entre esas grandes manifestaciones del 2020, cuando la Minga indígena se estaba preparando para movilizarse hacia Bogotá reclamando sus derechos, llegó la propuesta de Artemorfosis, la serie de Capital, para El Gran Latido.
La serie documental, que narra cómo el arte es insumo de catarsis en medio de la crisis, y como 21 artistas Colombianos han trabajado su arte como herramienta de reflexión y cambio social, puso sus ojos en el Latido de Vega y en las pinturas del muralista Guache para potenciar la palabra y el paso de los indígenas en Bogotá.
“Cuando llega Pedro (Samper), director de la serie, a proponer el programa con Guache, quien tiene toda la relación con esta energía, vimos cómo podíamos potenciar y abrir un lenguaje visual y darles un reconocimiento, volver sus edificios un lienzo en Ciudad Verde en Soacha”, esta era la primera idea del capítulo, pero se transformó debido al movimiento coyuntural de la marcha indígena. A partir de allí todo empezó a pasar y al final todo se dio.
Y como si las mismas energías de la cultura indígena colombiana se juntaran con los grandes padres de la cultura reggae en Jamaica, por cosas de atracción, se dio esta unión para dar voz y un alcance con mayor resonancia a la Minga, uno de los eventos en los que El Gran Latido sabe que cumplió su tarea:
“Ese apoyo para nosotros será siempre de las acciones más increíbles que hayamos realizado. Darle voz a nuestros hermanos indígenas, amplificarles la palabra, es parte de nuestra misión”.
Para Vega y la familia de El Gran Latido ha sido difícil definir una acción favorita, pues todas tienen detonantes especiales. Este movimiento junto a la Minga y Guache, registrado en Artemorfosis, sin duda tiene connotaciones y momentos tan increíbles como el primer encuentro de Ricardo con un picó:
"Hay un momento en el que camión de El Gran Latido está bajando rápido por la calle 26 a 80 kilómetros por hora, junto a las chivas donde estaba la Minga, con las proyecciones de Guache en edificios, túneles, árboles y hasta encima de 8 chivas con 50 personas arriba, alzando sus banderas indígenas...Esas son de las imágenes más surreales que yo he tenido con El Gran Latido. Yo no lo puedo explicar bien pero era alucinante, increíble…"
Apoyamos la marcha, el ingreso a la plaza, esta parte más tradicional con mensajes y de regreso al campamento fue esto con imágenes, sonido y la caravana de chivas, y es una cosa que no creo que vuelva a pasar".
Mira el resultado de esa gigante caja de resonancia sirviendo como medio de expresión a la Minga Indígena en #Artemorfosis.