De habitante de calle a salvador de vidas

Esta es la historia de Gabriel Roseros quien hace unos años era habitante de calle, consumió drogas, aguanto hambre, frió y sufrió la violencia de ese mundo que en su momento decidió vivir. Pero, con el con el pasar del tiempo logró un cambio en su vida y se convirtió en un ángel azul. https://www.youtube.com/watch?v=7K9O_QdgMCI De sur a norte, de oriente a occidente, de un lado para el otro, recorriendo toda la ciudad se encuentra Gabriel Rosero, ex habitante de calle quien perteneció por varios años al Bronx. Hace tres años la vida le dio una nueva oportunidad y como él dice volvió a nacer. Hace pocos días volvió a este lugar, su antiguo hogar de paso, el Bronx y recordó lo que allí vivió. "Cuando ingreso, es curioso, por que la mente tiene raíces, y empiezas a tratar de identificar dónde me sentaban en dónde compraba, qué hacía ahí, con quién hablaba aquí y acordarse de las personas que transitaba y con las que compartía en ese espacio, no sé, son muchas cosas que pasaron", afirmó Gabriel. Él narra que fueron sentimientos encontrados, ya que recordar lo que era antes lo puso a pensar y reafirmó lo que es en este momento. "El trabajo con la Alcaldía Mayor creo, en mi humanidad existe esa convicción, de llegó el momento, de devolver el favor y hacer las cosas al derecho y definitivamente darle la mano a la gente que lo necesita así como en un momento me dieron la mano a mi", sostuvo Rosero. Gabriel agradece tener esta oportunidad que la Alcaldía le brindó y más porque tiene una hija que no disfrutó por dejarse arrastrar de esa dura vida de la calle. Para sus compañeros, él es una persona de calidad, entregado a su trabajo y sobre todo, excelente persona. En la actualidad, y dejando atrás ese duro pasado, Gabriel como ángel azul se dedica ahora a recuperar habitantes de calle. Rosero,salva vidas en Bogotá entregando su propio testimonio de vida a los habitantes de calle con el fin de que ellos acepten recuperarse y él se sienta como ese súper héroe y ese ángel que una vez a él lo salvó. Por: Carolina Beltrán