Tres poemas para conmemorar el Día Mundial de la Poesía con los chicos y chicas

Cada 21 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Poesía, una fecha que nos permite promover la lectura, la escritura y la enseñanza de este género literario único, que destaca sentimientos, anécdotas o ideas en forma de verso o en prosa, usando recursos como la métrica, la rima y la musicalidad.
Y como ya estamos en modo #FilBoPorCapital, queremos destacar tres poemas para niños y niñas, pero antes de eso, y aprovechando que estamos hablando del tema, te vamos a recomendar algunos libros con los que también vas a poder sembrar el gusto por la poesía:
- 'Fleco de nube', de Fabiana Margolis.
- 'Zoro', de Jairo Anibal Niño.
- “Árboles de lluvia”, de Sagrario Pinto.
- 'Antología de poesía colombiana para niños', de Beatriz Helena Robledo.
- 'Cuentos en verso para niños perversos', de Roald Dahl y Quentin Blake.
- 'A lo bestia', de Mar Benegas y Guridi.
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Ahora sí, busca un lugar cómodo y llama a los chicos y chicas para que juntos lean y disfruten de estos poemas que buscamos especialmente para ustedes.
Paseo con dinosaurios, de Elsa Bornemann.
Una noche de verano,
con mi lindo dinosaurio
salí a pasear, de la mano,
por las calles de mi barrio...
Pues aunque es un animal
prehistórico y gigante,
es manso, de un modo tal
que ya no queda elegante.
Cómo será que, esa noche,
por un semáforo viejo
atascó a todos los coches,
temblando como un conejo.
Parece que se espantó
al ver el cambio de luces.
Por un monstruo lo tomó
y al suelo cayó de bruces.
Las noches, con sus bocinas,
atronaban enojados.
Ocupaba cuatro esquinas
pues, mi dino desmayado.
Yo muy nerviosa corrí
a casa del boticario,
su botica revolví
hasta hallar su diccionario,
hecho con piedra y granito:
un antiguo diccionario.
Allí aprendí, ligerito,
el idioma dinosaurio.
Entonces volví y hablé
en la oreja de mi dino.
La gente decía:-¿¿Qué??
¡¡No va a entender ni un pepino!!
Pero insistí con cariño,
hablándole dulcemente...
Él es tierno como un niño...
¡Qué sabe de eso la gente!
"-Son luces-dije-con brillo
y no un monstruo de tres ojos:
uno verde, otro amarillo
y el tercero color rojo..."
Al escuchar mis gruñidos
mi dinosaurio entendió
y, en amoroso bufido,
por el aire me elevó.
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La vaca estudiosa, de María Elena Walsh.
Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja, muy vieja,
estaba sorda de una oreja.
Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.
La vio la maestra asustada
y dijo: - Estas equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?
La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.
Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.
Y en ese lugar de Humahuacala
única sabia fue la vaca.
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El caballo blanco, de Jairo Aníbal Niño.
—¿Qué tienes en el bolsillo?
—Un caballo.
—No es posible, niña tonta.
—Tengo un caballo
que come hojas de menta
y bebe café.
—Embustera, tienes cero en conducta.
—Mi caballo canta
y toca el armonio
y baila boleros,
bundes y reggae.
—¿Se volvió loca?
—Mi caballo galopa
dentro del bolsillo
de mi delantal
y salta en el prado
que brilla en la punta
de mis zapatos de colegial.
—Eso es algo descabellado.
—Mi caballo es rojo,
azul o violeta,
es naranja, blanco o verde limón,
depende del paso del sol.
Posee unos ojos color de melón
y una cola larga que termina en flor.
—Tiene cero en dibujo.
—Mi caballo me ha dado mil alegrías,
ochenta nubes, un caracol,
un mapa, un barco, tres marineros,
dos mariposas y una ilusión.
—Tiene cero en aritmética.
—Que lástima y que pena
que usted no vea
el caballo que tengo
dentro de mi bolsillo.
Y la niña
sacó el caballo
del bolsillo de su delantal,
montó en él y se fue volando.