Piropos, miradas y caricias sin consentimiento es lo que algunas mujeres sufren en las calles, el sistema de transporte masivo o en sitios públicos de Bogotá.
Lo preocupante es que aunque se han tomado algunas medidas, los números de mujeres acosadas sexualmente en Bogotá siguen siendo alarmantes.
Según Plan International, una ONG que promueve los derechos de los niños y la igualdad de las niñas, la capital colombiana es una de las ciudades del mundo donde las niñas y las mujeres tienen más riesgo de sufrir acoso sexual.
El acoso callejero es una forma de violencia sistemática que sufren las mujeres a diario, aunque en 2008, gracias a la ley 1257 de no violencia contra la mujer, fue establecido como delito.
"Se está llevando a cabo la actualización de la política pública de la equidad e igualdad de genero. Ya hemos tenido encuentros en las diferentes localidades y para las 10 poblaciones que tienen enfoque diferencial. Esto nos va a permitir tener una política pública que esté actualizada y que tenga en cuenta los problemas socialmente relevantes. Ahora, se va a tener en cuenta la situación migratoria y el escenario de poscoflicto que estamos viviendo hoy en día", manifestó Ángela Anzola, secretaria de la Mujer.
De acuerdo con la Fiscalía, el acoso sexual es una expresión de violencia que se presenta en cualquier espacio como los laborales, los educativos y en todos aquellos escenarios donde se presenten relaciones de género en condiciones de desigualdad.
"Uno entiende a las víctimas y muchas se sienten intimidadas no solo por el victimario sino por el hecho como tal", dijo la teniente coronel María Elena Gómez.
¿Qué es considerado acoso?
"Nosotras hablamos de una palabra super importante que es el consentimiento. Cuando tu dices no, o cuando te sientes incómoda frente a alguna situación y tu no lo permitas, es ahí cuando el consentimiento sirve para identificar cuando se está hablando de acoso", explicó Natalia Espitia de la Fundación Niñas sin Miedo.
En la mayoría de los casos, el acoso ocurre verbalmente: chistes con intenciones sexuales, insinuaciones, exhibición de imágenes o gestos explícitos, llamadas ofensivas y hasta los silbidos pueden ser recibidos como acoso. También las manifestaciones físicas como palmadas, pellizcos y caricias que sean entendidos con una connotación sexual.
"De los pocos países que han avanzado de penalizar el acoso callejero es Perú. En Colombia se hizo una conversación acerca del observatorio del acoso callejero, pero todavía hay personas que se cuestionan si es bueno o si es malo. La realidad es que la forma como nos sentimos las mujeres en el espacio público no nos ha permitido sentirnos libres", indicó Espitia.
De acuerdo al Sistema Penal Oral Acusatorio, solo en 2017 se registraron 2.237 casos de acoso sexual a nivel nacional.
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Los datos oficiales de la Fiscalía señalan que los estudiantes de bachillerato (sobre todo las mujeres) son las víctimas más frecuentes. Sigue en orden de lista las profesiones relacionadas con el hogar; como las empleadas de servicio doméstico, luego están las asistentes administrativas, los peluqueros y las personas que se dedican a la seguridad, como los vigilantes. Si bien el acoso es una conducta que afecta a hombres y mujeres, es mucho más frecuente que las mujeres sean las víctimas.
"Lo primero es colocar en alerta a la Policía Nacional por voces de auxilio, lo segundo también es la llamada a la línea 123", aseguró la teniente Gómez.
Según la información recopilada por la línea 155 de la Policía Nacional, dedicada a la orientación a la mujer, entre 2015 y 2017 se han denunciado 127 casos de acoso laboral sexual, aunque existe la certeza de que se presenta un subregistro alto debido al temor de muchas mujeres a denunciar por miedo a perder su puesto.
En lo que va del año se han capturado 143 personas en TransMilenio por acoso. Cerca de 11 mujeres al día en Bogotá son acosadas sexualmente en estos espacios y se calcula que solo seis de ellas lo reportan a las autoridades. Bogotá es considerada como la ciudad con transporte público más riesgoso, incluso más que Nueva Delhi, en la India.
"Consideramos que todavía el machismo en Bogotá es bastante prevalente y esto hace que se transforme en este tipo de comportamientos que solo nos hacen sentirnos inseguras", indicó Ángela Anzola, secretaria de la Mujer.
El acoso sexual en Colombia tiene ahora instancias penales, por eso la importancia de denunciar.
"Viene siendo una forma de violencia que naturalizamos y resulta fundamental desarrollar herramientas pedagógicas, para entender también qué sucede con los hombres que creen que estos comportamientos son los adecuados", expresó Natalia Giraldo, miembro del colectivo No Me Calle.
Pero mas allá de que las autoridades enfoquen sus esfuerzos en este asunto, hay un tema que es tal vez es el más difícil de trabajar, y es aquello que pasa en la educación dentro de las casas, desde allí se debe trabajar en el respeto por las mujeres en todos los espacios y ámbitos de la vida para evitar un crecimiento de casos de acoso en el futuro.
"Tenemos 75 abogadas a disposición de las mujeres en Bogotá. Este grupo se encarga de representarlas, no solo orientarlas en los casos, y eso yo creo que ha hecho un cambio importante para las mujeres en Bogotá", puntualizó Anzola.
Este es un tema que se debe seguir trabajando de manera conjunta entre las autoridades y la sociedad, para así estar más cerca de ciudades como Estocolmo, que registra un riesgo mínimo de acoso para las mujeres.
Los ciudadanos deben comprender que detrás de un simple piropo se puede esconder una forma de violencia de género que termina maltratando y llenando de miedo a una mujer que transita por las calles de Bogotá.