“La selva también actuó con nosotros”: Nelson Camayo y los retos de adaptar La Vorágine al lenguaje de hoy

La nueva adaptación audiovisual de La Vorágine revive una de las obras más emblemáticas de la literatura colombiana. Nelson Camayo, quien interpreta a Clemente Silva, revela los desafíos de traducir este clásico para un público contemporáneo.
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Del papel a la pantalla y de los Llanos a la selva amazónica, La Vorágine regresa con fuerza a la conversación cultural en Colombia. La serie, basada en la novela publicada hace un siglo por José Eustasio Rivera, no solo trae una historia de denuncia y aventuras, sino que también invita a repensar el territorio, la ambición y la memoria colectiva. Nelson Camayo, uno de los protagonistas, lo tiene claro; esta adaptación ha sido un reto tanto profesional como personal.
“Primero fue leerme el libro. Yo no tuve bachillerato y tuve que validarlo, y ese es un libro que ponen en el colegio. Mucha gente lo leyó, pero no se acuerda de la historia. Está escrito en una forma que inicialmente cuesta entrar, pero una vez uno lo hace, se encuentra con un libro oscuro, fuerte, de denuncia, muy importante”, cuenta Camayo sobre su primer acercamiento al texto.
Uno de los mayores desafíos de esta producción fue cómo traducir ese lenguaje literario a las dinámicas narrativas actuales sin traicionar la esencia del original. La serie no solo debía ser fiel al espíritu de la obra, sino también conectar con las audiencias digitales, urbanas y globales de hoy.
“El reto fue pensar en los nuevos públicos, los públicos de redes sociales. ¿Cómo adaptar este lenguaje sin perder la esencia de que es un clásico? ¿Cómo lograr que la gente se conecte con la historia y quiera acercarse al libro?”, explica el actor, quien interpreta a Clemente Silva, un personaje con un arco emocional cargado de intensidad y simbolismo.
Camayo también resalta la dimensión ecológica y universal de la historia. Rivera denunció en su tiempo la explotación del caucho en la Amazonía, pero hoy, dice el actor, esa ambición se ha transformado en nuevas amenazas. La extracción de tierras, petróleo y agua, que siguen poniendo en peligro el equilibrio del planeta.
“La ambición que Rivera denuncia en La Vorágine yo la transporto a que esa misma ambición va a acabar con nuestro planeta. Las historias de este libro son universales. Hablan de codicia, de pasiones bajas, de cómo la naturaleza te traga. Y eso sigue pasando”.
La serie, grabada en escenarios naturales que van desde los páramos andinos hasta las entrañas de la selva, también busca visibilizar la riqueza geográfica de Colombia y tender puentes entre mundos que, aunque comparten país, a menudo se desconocen.
“Creo que esto va a acercar mucho al público a otras realidades de nuestra propia geografía como colombianos. La selva también quería contar esta historia. La selva también actuó con nosotros”, concluye Camayo.
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Con esta adaptación, La Vorágine no solo vuelve a latir en pantalla, sino que interpela al país urbano, al público digital y a la audiencia global. Una obra de hace 100 años que sigue preguntándonos por el presente.
A partir del 7 de julio, La Vorágine se toma la pantalla de Canal Capital: un viaje salvaje por nuestra historia que no querrá perderse.
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