No hay tinieblas que la luz no venza: hablemos del bullying hacia estudiantes LGBTIQ+ en la escuela

Digamos #NoMásbullying contra lxs chicxs LGBTIQ+
laura.cano
Generación Eureka
7 Septiembre, 2023

El bullying contra lxs chicxs de la comunidad LGBTIQ+ es una realidad, por eso desde #eurekaTuCanal hablamos sobre este tema.

Por: Juan Pablo Otero Salazar -  @juanotero2006

Sin duda una de las cuestiones más evidentes que hay en el mundo es el hecho de que absolutamente todas las personas somos diferentes: estoy completamente seguro que no hay alguien en el universo que se parezca completamente a mí. Quizá exista algún chico de mi misma edad y tal vez con una estatura igual a la mía, pero no creo que tenga mis mismas ideas o, en definitiva, reúna las mismas características que tengo yo. Desde bien pequeño me he dado cuenta que soy bien particular, pero de igual manera también he visto que los demás chicos y chicas tienen unas personalidades únicas, unas más llamativas que otras. 

Si revisamos los libros de historia, desde los inicios de la humanidad las diferencias, en una gran variedad de oportunidades, han servido como bobas excusas para desatar guerras. A pesar de ello, siempre he creído que la educación es la herramienta clave que permite sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la inutilidad de las armas; pero ese es un trabajo demasiado difícil, el cual exige que la ciudadanía en su conjunto continúe aportando para tal fin. 

De esta manera, en el marco del ámbito educativo como herramienta transformadora de la sociedad, quise enfocarme en una de sus debilidades: el matoneo hacia estudiantes LGBTIQ+. De modo que comencé a preguntar en mis redes sociales quién había sufrido un ambiente escolar hostil, así que en ese bello reto conocí a Alicia Chaux, una chica trans de 18 años curiosa, inteligente, crítica, y con quien fácilmente pude entablar una conversación amena. 

Alicia me contó que desde su infancia y desde que tiene memoria, se había identificado como una mujer y lo manifestaba. Así, en primera instancia, a eso de los 11 años, “salió del closet” como un chico gay, pero eso no la hacía sentirse a gusto consigo misma. La primera persona a quien le contó fue a su hermana mayor, la cual la entendió y la acompañó a decirle a la familia. A partir de ese momento la conversación comenzó a entrar en materia cuando me dijo que su familia paterna, incluido su papá, no reaccionaron de la mejor manera.

Todo inició cuando estaban comiendo y ella dijo que le gustaban los chicos, su papá se levantó del comedor y le dio una cachetada, complementando que eso era un “castigo divino” y que él no iba a ser papá de un “maricón”. Ese mismo día, su abuela la sentó toda la tarde a rezar y a arrepentirse de sus supuestos “pecados”. Como su papá no vivía con ella, dos años después, Alicia estaba caminando en la calle y se lo encontró, así que él, sorprendido, cogió un palo, le pegó en la cara, para finalmente escupirla. Alicia también me dijo que fue víctima de las mal llamadas “terapias de conversión” dentro de una congregación religiosa, donde la obligaron a ver pornografía heterosexual, a rezar, y a “aprender de biología”, entre otras sandeces.    

Por el lado de la escuela, me dijo que desde sexto fue víctima de insultos y burlas por su personalidad femenina, solía encontrar todos sus colores rotos, sus pertenencias llenas de tierra, sumado a que de vez en cuando le echaban agua. Sin embargo, me contó que guarda una herida muy profunda dentro de su corazón, ya que un día decidió tener relaciones sexuales con un chico que guardaba unos prejuicios bastante complejos que motivaron una culpa sin sentido, y como consecuencia tomó la decisión de ir con sus amigos a golpearla. 

Por otro lado, como todas las personas recordamos a algún maestro, ella guarda en su corazón a su profesora de artes, ya que un día unos niños le rompieron un cuadro que ella pintó y que amaba, así que su profe decidió consolarla y para reparar el daño, compró otro lienzo, pinturas y pinceles, y comenzó a pintar nuevamente el cuadro junto a ella: Las dos fridas.

Después de haberse acabado la entrevista me metí dentro de mis cobijas, pero mi cabeza no quería dormirse: al parecer no podía creer cómo ella sobrevivió a tantas discriminaciones, violencias y matoneos. Era imposible dejar de pensar que en el colegio, donde se supone que tiene que ser un ambiente en el cual reine el respeto, a fin de crear las posibilidades para construir conocimiento, debate de ideas y tolerancia, con miras a transformar positivamente el país, sucedieran este tipo de situaciones discriminatorias.

Así, la lucha contra el bullying hacia las personas LGBTIQ+ tiene que convertirse en una apuesta de gobierno y ciudadanía. Es por esto que se debe tener como propósito la construcción de escenarios educativos transformadores donde si bien van a existir diferencias -donde existan estudiantes heteronormativos y cisgénero, al tiempo que estudiantes con orientaciones sexuales e identidades de género diversas-, estas no deben llegar al discurso de odio, al maltrato físico, o a la negligencia por parte del personal docente a la hora de no corregir las actitudes discriminatorias.

Por eso pienso que los colegios deben respetar el libre desarrollo de la personalidad. Por ejemplo, no deben  coartar el deseo de que un estudiante quiera utilizar un uniforme acorde con su orientación sexual o identidad de género, y tampoco utilizar este tipo de prendas para reproducir estereotipos físicos, estéticos y de género. Por su parte, es necesario promover la sensibilización sobre el respeto hacia las personas LGBTIQ+ y la no discriminación a través de campañas y otras estrategias dentro de las escuelas; simultáneamente, para evitar casos parecidos al de Alicia con su familia, el gobierno debe concientizar a los padres, madres y cuidadores a través de las Escuelas de Familias.

Por último, quisiera enviarle un fuerte abrazo a todo el estudiantado LGBTIQ+ que es víctima de bullying en su colegio, y les deseo que nunca se rindan, que no vayan a tomar la decisión de abandonar sus estudios: ¡De veras admiro mucho su capacidad de seguir en pie! Al fin y al cabo, es necesario ser como esas personas que a pesar de las negativas que nos podamos encontrar, siempre debemos permanecer constantes, para que algún día, por fin y para siempre, podamos estudiar en entornos escolares respetuosos de la sexualidad y del género diverso, al tiempo que esté erradicado todo tipo de discriminación, para disfrutar de los mismo derechos y visibilidad que tienen las demás personas, y, de ese modo, hacer de la educación una herramienta transformadora de todas nuestras problemáticas. Así pues, quiero que siempre y en todo momento recuerden la frase de Hannah Arendt que dice “No hay tinieblas que la luz no venza”.