Un milagro llamado Luisa Fernanda

El padre Rafael Almanza fue un fiel franciscano que dedicó su vida a Dios y ayudó a muchos bogotanos desde la Iglesia de San Diego, en la que fue por muchos años capellán.

Ahí muchos lo recuerdan como un hombre ejemplar y bondadoso. Desde 1898 fue reconocido por su sencillez y dulzura, por la calles de Bogotá se hablaba del sacerdote de los milagros.

Nancy Roncancio era una mujer con múltiples problemas de salud que no podía tener hijos, al menos eso le decían sus médicos. Con seguridad un embarazo la llevaría a la muerte, pero a sus 22 años engendró a un bebé. Debido a sus enfermedades, los médicos le dijeron que abortara porque sería imposible que pudiera dar a luz pues su corazón no resistiría.

En ese momento inició su lucha y encomendó sus oraciones al padre Almanza y, junto a Monseñor Álvaro Fandiño, ofrecieron una misa a este ser por el que Bogotá sentía fe. 

Según cuenta ella, el padre Almanza le concedió su milagro, un milagro que muestra que el amor, la fe y la esperanza puede lograrlo todo.“El padre Almanza ha sido como mi ángel protector porque él fue el que le dio la vida a mi hija” asegura Nancy Roncancio. 

Actualmente este milagro está en estudio en El Vaticano para lograr la beatificación del siempre querido y recordado por su comunidad, Rafael Almanza.