Niños tailandeses rescatados contaron su experiencia en la cueva

Los 12 niños y su entrenador de fútbol que fueron rescatados de una cueva en el norte de Tailandia hicieron su primera aparición pública este miércoles.

Describieron momentos clave de su terrible experiencia en una conferencia de prensa cuidadosamente planificada.

"Cuando vi que el agua venía hacía el lado del que nosotros habíamos entrado, me di cuenta de que no podíamos salir de la cueva", dijo Ekapol Chanthawong, el entrenador de 25 años, quien lideraba el 23 de junio al equipo de niños, de edades comprendidas entre 11 a 16, que quedaron atrapados en la cueva Tham Luang, cerca de la frontera con Birmania.

"Sugerí que caváramos un pequeño canal para que pudiéramos sacar el agua del camino. Cavamos con piedras pero el nivel del agua no disminuyó. Luego, les dije a los niños que no temieran y que esperaríamos un día después, cuando el nivel del agua podría disminuir", agregó.

El equipo fue rescatado en una difícil operación liderada por buceadores extranjeros y Seals de la marina tailandesa entre el 8 y el 10 de julio.

El grupo de rescatados abandonó el hospital donde fueron atendidos justo antes de la conferencia de prensa.

Las autoridades tailandesas organizaron la conferencia de prensa para permitir que los medios escucharan la historia de los niños, a fin de evitar entrevistarlos en las próximas semanas. Las preguntas debían ser presentadas por periodistas antes de la reunión y fueron examinadas por un psicólogo infantil para evitar traumatizar a los niños.

No se hicieron referencias sobre el buzo tailandés Saman Kunan, de 38 años, que murió ahogado el 6 de julio durante la operación de rescate.

Uno de los niños, Adul Sam-On, de 14 años, describió el momento en que los buzos británicos los encontraron en la cueva el 2 de julio, 10 días después de que quedaran atrapados.

"Escuchamos voces, pero no estábamos seguros de qué era. Nos quedamos callados y escuchamos. Luego le pedí a Mig (otro niño) que me diera un reflector y miré el agua", dijo.

"De repente, vi buceadores extranjeros salir del agua. Estábamos al mismo tiempo sorprendidos y felices", agregó.

Los niños y el entrenador parecían relativamente sanos y de buen humor. Las autoridades pidieron a sus padres que les nieguen a los periodistas el acceso a los niños durante al menos 30 días, para que puedan recuperarse mentalmente y no estar expuestos a un trauma.