“La PTAR Canoas estaría lista en el 2030”: gerente del Acueducto de Bogotá
La PTAR Canoas permitirá completar el tratamiento del 100 % de las aguas residuales de la capital y de Soacha, para así descontaminar el río Bogotá.
A diario llegan cerca de 690 toneladas de carga contaminante al río Bogotá, uno de los afluentes más contaminados de Colombia. Para lograr su total descontaminación se necesita del trabajo de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre y de la PTAR Canoas.
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Contaminación
Durante décadas pasar cerca del río Bogotá ha sido sinónimo de mal olor y agua sucia, algunos de nosotros ni siquiera imaginamos que este afluente recorre 380 km desde la cuenca alta en el municipio de Villapinzón, y que allí, en su nacimiento, sus aguas son cristalinas. Luego de cerca de 8 kilómetros, llegando a los cascos urbanos de Chocontá, comienza a recibir carga contaminante doméstica y de las industrias, principalmente de curtido de pieles.
En su cuenca media atraviesa 5 localidades de Bogotá: Suba, Engativá, Fontibón, Kennedy y Bosa, siendo los ríos Salitre, Fucha y Tunjuelo sus principales afluentes. Finalmente desemboca en el río Magdalena, a la altura del municipio de Girardot, Cundinamarca, luego de atravesar 46 municipios, con una influencia sobre cerca de 12 millones de personas.
Según el Boletín del Índice de Calidad de Agua de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), para el 2022, en su cuenca alta, la calidad del río era un 32% mala, en la cuenca media un 73% y en la baja un 67%.
“Usualmente se piensa en los residuos sólidos como empaques, pero estos no son los más peligrosos. El riesgo está en los metales pesados que no solo se depositan en los sedimentos del río, sino que también viajan por sus aguas y terminan diluyéndose en el río Magdalena. Allí, los peces y animales del río consumen estos materiales y después los seres humanos terminan consumiendo estos animales”, explicó Camilo Prieto, docente de cambio climático de la Universidad Javeriana.
Sentencia
El 28 de marzo del 2014, el Consejo de Estado emitió la sentencia para la descontaminación del río Bogotá, en la que se decidió que 19 entidades, junto con 46 municipios y diferentes empresas, deberán invertir y trabajar en medidas para recuperar sus aguas. Sin embargo, desde el 2004 y años anteriores se adelantaron acciones populares y fallos contra distintas entidades por omisión en el control de sus vertimientos.
“A partir de esa estructura se empiezan a ordenar unas obras, que tienen que ver esencialmente con Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales, que van a mejorar la calidad de las aguas que se vierten al río antes de que lleguen a ellas”, mencionó Pilar García, docente de la Universidad Javeriana y experta en derecho de aguas.
¿En qué van las PTAR?
La PTAR Salitre es una de las obras que busca descontaminar el río, pues realiza el tratamiento del 30% de las aguas residuales de la capital del país. En ella se adelantó un proyecto de ampliación, para pasar de tratar un volumen de 4 m3 a 7 m3 de agua por segundo, y así impedir que 450 toneladas mensuales de basuras lleguen al afluente. Sin embargo, este año la Personería de Bogotá alertó que hay fallas en su operación, generando que el sistema no funcione con el 100 % de la capacidad instalada. Así mismo, la alcaldesa mayor de Bogotá ha solicitado que la obra se entregue tal como se contrató.
“De acuerdo a la ANLA, la PTAR Salitre está cumpliendo con los parámetros. Ahora, hay ciertas actividades que tenía que desarrollar el contratista, que de acuerdo a la percepción de la alcaldesa y de otras autoridades distritales no son suficientes, aún así está funcionando. El otro extremo es la PTAR Canoas que ni siquiera tiene su obra contratada”, añadió Pilar García.
La Planta Canoas, es el proyecto más trascendental del país en términos de saneamiento, siendo la más importante de Colombia y la segunda de América Latina. Permitirá el tratamiento del 70 % de las aguas residuales de Bogotá y el 100 % de las aguas residuales de Soacha.
Su proceso de contratación se anunció en marzo de 2023, sin embargo, el Tribunal de Cundinamarca frenó su licitación en julio de este año. El proyecto está en riesgo porque la Empresa de Acueducto de Bogotá modificó el convenio que se firmó en 2019 con la CAR para su construcción, pasando de 2 fases funcionales a 1 sola fase plena, lo que retrasaría 10 años más la obra. Además, se advirtieron posibles fallas disciplinarias por abrir la licitación, sin contar con el aval de la nación para la línea de crédito que el Acueducto pretende obtener de la Banca Multilateral por 600 millones de dólares.
No obstante, el nuevo Gerente de la EAAB, Noel Valencia, asegura que siguen avanzando en el proceso de esta obra y que esperan esté lista dentro de 7 años.
“Ya tenemos el predio adquirido, la licencia ambiental, la estructuración técnica, financiera y legal del proyecto, además de la aprobación del cupo de endeudamiento por parte del Concejo de Bogotá y los diseños de detalle. Tenemos pendiente la aprobación del Min. Hacienda sobre la contragarantía que nos va a permitir tener todos los recursos para empezar la construcción de la PTAR y que esté terminada en el 2030”, explicó Noel Valencia, Gerente de la EAAB.
Recuperación
Sobre los avances de descontaminación en el Río Bogotá, la CAR Cundinamarca destaca que se han realizado múltiples trabajos de adecuación hidráulica, con la ampliación del cauce y retiro de aproximadamente 12 millones de m3 de sedimentos y residuos.
“De 380 km, la CAR ha recuperado 110 km del afluente, desde Soacha hasta el municipio de Cajicá”, añadió Rodrigo Gutiérrez, ingeniero y funcionario de la CAR.
Hoy en día se realizan navegaciones en el río guiadas para generar conocimiento y consciencia sobre la cuenca. Además, uno de los proyectos es que el río sea comercialmente navegable en 5 años, de manera que sea una alternativa de movilidad entre la capital del país y los municipios de la Sabana.
Opiniones ciudadanas sobre los cambios en el río Bogotá:
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Sumado al compromiso que recae en el gobierno para lograr la meta (que para muchos es idílica), recuperar el río Bogotá también implica el aporte de la ciudadanía, quienes tenemos la responsabilidad incluso con el “papelito” que se arroja en las calles o con el aceite de cocina que se vierte en los sifones de los hogares. Esto es un trabajo de todos: Gobiernos, industrias y la gente.
Por lo pronto, queda hacer veeduría sobre lo que sucederá con las obras de tratamiento de aguas y ejercer un voto consciente en términos ambientales para las próximas elecciones a la Alcaldía de Bogotá.
Por: Daniela Espitia.
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