Colombia y la miedocracia que se vive en época electoral | El lunes

“La disputa de territorios, por distintos actores armados que obligan a la gente y a los líderes sociales a apoyar algún partido político, genera una tensión en el territorio y los grupos coaccionan para que voten por alguno de los candidatos. No pasó con las elecciones de congreso como se esperaba, pero en las últimas semanas hemos visto que estas acciones de violencia son mucho más fuertes. Los clanes políticos mandan la parada en estos municipios y, en algunos casos, se ha evidenciado que lo hacen de la mano con grupos armados. Luego del estallido social, se pone el foco en los procesos organizativos de las comunidades y son los líderes los que reciben mayores amenazas”, explica Juana Cabezas, investigadora de Indepaz.

“Yo creo que es la implementación del acuerdo de paz, las elecciones de hace cuatro años fueron una muestra de que sí se podía hacer una transformación del escenario de violencia. Claro, si se cumpliera con todo lo pactado, el escenario electoral cambiaría, los grupos armados estarían en otro contexto, el empoderamiento de las comunidades sería bandera de distintas transformaciones más amplias porque la presencia, que no es integral del estado, las amenazas contra la población, reprime las acciones”, agrega Juana Cabezas.

“¿Qué nos sacó de las elecciones que acabamos de pasar? Los partidos políticos que sabían que podía haber algún intento de fraude individualizado. Lo que hicieron fue que llevaron a sus testigos y tuvieron una representación importante de la ciudadanía que los seguía, eso es lo que tenemos que hacer. No creo que no podamos contar con la totalidad del sistema, claro, hubo problemas con el preconteo, pero los partidos que ya sabían que había unos anuncios de que no iban a funcionar, nombraron personas para que hubiera control en las mesas, eso lo podemos hacer todos y llamar a la tranquilidad”, añade Vivian Newman, directora de Dejusticia.

“Después de tantos años no ha habido nadie que represente la izquierda como presidente, eso significa que hay un cambio en las reglas de juego y a la gente que está en el poder no le interesa ese cambio”, comenta la directora de Dejusticia.

“Si nos entendemos como interlocutores permanentes del poder, tal vez sentiremos menos miedo cuando llegue la hora de destapar la olla, abrir las urnas y ver a quién es que se lo estamos entregando, por eso, insisto, protestar y votar son igual de importantes en una democracia. Mi mensaje es, aunque temamos, debemos ser nosotros mismos la garantía de que el miedo no se hará real y de que no pasarán quienes quieran seguir victimizándonos en nombre de una mentira, cualquiera que esta sea. El voto es libre y nadie debería interferir con eso”, concluye el director de El Lunes.